En marzo de 2024 (Decenio de la Agricultura Familiar declarado por la Asamblea de la ONU en 2019), el gobierno argentino cerró el Instituto Nacional de la Agricultura Familiar (INAFCI).
Este organismo fue creado en 2023 pero tiene sus orígenes en los años ‘90 con la implementación del Programa Social Agropecuario (PSA) a lo largo y ancho del país, programa con el propósito de aplacar la pobreza rural, posibilitando la producción para el autoconsumo y venta de excedentes. Además, disminuía y evitaba el desplazamiento de “los pobres del campo” a los grandes centros urbanos, donde se convertirían en mano de obra desocupada, aumentando el número de excluidos.
En el año 2008, con la creación del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación el PSA, se reconvierte a Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar y luego a Subsecretaría de Agricultura Familiar, adquiriendo rango de Secretaría en el año 2014; lo que posibilitó promover y ejecutar políticas integrales para la agricultura familiar en toda la Argentina.
Un hito importante durante esos años fue la apertura del Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF) que permitió visibilizar numéricamente la presencia de esta población y el relevamiento fue realizado por los equipos técnicos. El principal objetivo del RENAF fue poner de manifiesto los aportes de la agricultura familiar en materia de producción, y sus potencialidades como actor clave para el desarrollo rural. Este registro sirvió para avanzar con un diagnóstico del sector, diseñar e implementar políticas públicas que potencien a este actor estratégico históricamente negado del campo argentino.
Otro hito que no se puede dejar de mencionar es la redacción de la Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar N° 27.118, sancionada en 2014 y reglamentada en 2022. Ley que fue trabajada desde las bases con los productores y con los técnicos acompañando el proceso. En el RENAF se encuentran registrados 461.160 productores.
Los equipos técnicos en condiciones laborales precarias (como monotributistas primero y luego como trabajadores estatales en planta transitoria) llevaron adelante planes de trabajo situados, pensados localmente y articuladamente con numerosos actores del territorio (entre ellos universidades e instituciones del sistema científico tecnológico) durante veinte años. El despido de los 900 empleados, denota un profundo desconocimiento del universo de la Agricultura Familiar. Esto no sólo en cuanto a su presencia numérica y aportes a las economías locales y regionales de nuestro país, sino también al reconocimiento que a nivel mundial realizan organismos internacionales como la ONU y la FAO sobre el rol de la Agricultura Familiar Campesino Indígena para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la agenda global 2030.
La articulación científico – tecnológica y académica fue un aliado estratégico e incondicional para conocer, pensar y proponer acciones concretas que mejoren la calidad de vida y las contribuciones de cientos de familias de la agricultura familiar. En conjunto se formaron RRHH, realizaron investigaciones y proyectos de extensión, vinculación y transferencia.
En Argentina, país que está atravesando una grave crisis, la Agricultura familiar campesina e indígena, junto a los trabajadores y trabajadoras son parte de la SOLUCIÓN a los problemas del hambre, la inseguridad alimentaria y nutricional y el desempleo, ya que son actores claves en la producción de alimentos de calidad y en el desarrollo de las economías regionales.
Por eso, entendemos que el CIERRE del INAFCI significa un RETROCESO enorme en el camino hacia un DESARROLLO SOBERANO basado en la PRODUCCIÓN NACIONAL, la INCLUSIÓN SOCIAL, la SOBERANÍA ALIMENTARIA y la SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL.
Colectivo de Mujeres del Chaco Americano